La histórica derrota de Carlomagno y el Camino de Santiago hicieron memorable a Roncesvalles, cobijo de caminantes y peregrinos, foco de leyendas y encuentro de culturas. Los sólidos muros de la colegiata, construida al abrigo del puerto de Ibañeta, te protegerán del hostil invierno y te trasladarán a un mundo de batallas y mitos.

Lugar de paso donde se concentra historia y leyenda, Orreaga/Roncesvalles es un bello paraje forestal ubicado en el Pirineo navarro y que es el punto mayoritariamente elegido por los peregrinos para iniciar el Camino de Santiago en España.

El conjunto monumental de la Colegiata de Orreaga/Roncesvalles, antiguo hospital de peregrinos y tumba del rey Sancho VII el Fuerte, es un excelente ejemplo de arquitectura medieval, un espacio mítico.
A los pies del puerto de Ibañeta, donde el Pirineo Occidental comienza a elevar sus cimas y cerca de la amplia llanura de Auritz/Burguete, se sitúa Orreaga/Roncesvalles, paso natural del Pirineo donde tuvo lugar la Batalla de Roncesvalles (778), una de las más dolorosas derrotas del ejército franco en la que Carlomagno lloró la muerte de Roldán, el mejor caballero de Francia.

En un paisaje circundado por hayedos, abetales y robledales, se alza majestuosa la Colegiata de Santa María de Orreaga/Roncesvalles, antiguo hospital de peregrinos y uno de los puntos más conocidos de la peregrinación compostelana. Aquí se celebra diariamente la misa de los peregrinos, de lunes a viernes a las 20:00, y los sábados y domingos a las 19:00 horas.

La Colegiata fue construida a finales del siglo XII y principios del XIII. La explanada de acceso nos conduce hacia la Casa Prioral y el Museo Biblioteca para después, a través de un pequeño túnel de bóveda rebajada, acceder a las principales construcciones.

La restaurada iglesia colegial de Santa María, consagrada en 1219, responde al estilo gótico francés y cuenta con una torre defensiva del siglo XIV. Su altar mayor está presidido por la imagen de Santa María de Roncesvalles (XIV), una talla gótica de madera revestida con plata que, según la leyenda, apareció milagrosamente por el anuncio nocturno de un ciervo en cuyas astas brillaban dos luceros.

Fuente: Turismo de Navarra